miércoles, 26 de agosto de 2009

Primavera

Dafne se levantó aquella mañana un poco nerviosa y no tenía motivo aparente para estarlo, pero sabía que algo le iba a suceder porque siempre que tenía ese cuerpo era porque algún acontecimiento bueno o malo le iba a suceder. La última vez que lo padeció fue hacía un par de meses y los sucesos que ocurrieron le cambiaron la vida de una manera radical, era un día de primavera en el que el olor a azahar inundaba toda la ciudad, la primavera había llegado como por arte de magia después de un duro invierno. Dafne estaba dispuesta a disfrutar de una de las estaciones que más le gustaba ya que la luz, el olor y las sensaciones que se viven en primavera le permitían aumentar su creatividad y sentir por todos los poros de su piel, pero en el fondo sabía que esa primavera iba a ser distinta porque esos nervios que tenían le indicaban que algo iba a cambiar para bueno o para malo. A pesar de esa sensación se pusó sus vaqueros y una camiseta vintange y salió a pasear. A los cinco minutos de estar en la calle recibió una llamada de un número que no tenía memorizado lo cogió y rapidamente reconoció la voz de su interlocutor era él que había vuelto a la ciudad y que deseaba verla. Por unos instantes no supo que decir, ni que hacer pero el continuó hablando y ella se limitó a contestar con monosílabos y sin darse cuenta había quedado con él dentro de una hora en el parque de siempre. Se encaminó hacia aquel maravilloso parque en los que tantos momentos de amor había vivido sin saber porque iba ni lo que le podía suceder. El banco en el que se sentaban siempre estaba vacío y se dirigió hacia el mismo, se sentó y se ensimismo en sus pensamientos que fueron interrumpidos por un abrazo y un beso. Era él, estaba como siempre, olía como siempre, parecía que el tiempo no había pasado sino hubiera sido por las pequeñas canas que asomaban en sus patillas, inapreciables, pero en las que Dafne se fijo para no turbarse más de lo que estaba. Él comenzó a alagarla y a decirle que la había echado mucho de menos, que ahora sabía que a la única persona que había querido había sido a ella y que le perdonara. Dafne con una tranquilidad que hasta le sorprendía le dijo que ya lo había perdonado hacia muchísimo tiempo y que no se preocupara, pero que había sufrido mucho y que no podía llegar allí como si nada hubiera pasado, que ella lo seguía queriendo pero el amor se había esfumado después de tantos desprecios. Él le pidió que volvieran a intentarlo que estaba dispuesto a cambiar porque sabía que sin ella nunca podría ser feliz y que por favor quedaron por la noche para cenar y hablar tranquilamente. Ante aquella declaración Dafne accedió y le dijo que sólo como amigos y que no forzará la situación porque sino se marcharía. Él aceptó y juró que cumpliría todas las normas. Después Dafne comentó que se marchaba y él se ofreció a acompañarla, ella le dijo que no que tenía que acercarse a la biblioteca a consultar unos libros para ampliar un proyecto que estaba realizando y que se verían por la noche. Se despidieron y él le dijo que a las nueve estaría en su casa para recogerla. Dafne se acercó a darle un beso en la mejilla y se marchó, cuando caminaba por el parque se giró y vio como él seguía mirándola con ojos de amor. Le había engañado todavía lo amaba pero no podía mostrarse débil porque tenía que comprobar si esta vez volvía de verdad.

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