viernes, 7 de agosto de 2009

Pasear


Me encanta pasear, es la mejor manera de descubrir una ciudad, conoces sus rincones, su esencia, su gente, te integras en ella y sino llevas la típica pinta de turista puedes pasar como uno más de esa ciudad. En Berlín me pasó eso, pasear por sus impresionantes avenidas, todas superlimpias y anchas, me hizo sentirme feliz después de mucho tiempo, porque volvía a estar con él. Se marchó de mi vida un día casi sin avisar y ahora había irrumpido de nuevo como un huracán y yo me estaba dejando llevar como un naufrago en mitad de la corriente. No quería pensar sólo sentir, demasiado tiempo había perdido por pensar tanto en el futuro, como se suele decir me lie la manta a la cabeza, y acepté su invitación a Berlín, fueron unos días maravillosos donde recuperamos el tiempo perdido y donde me dí cuenta que pasara lo que pasara eramos dos almas que permanecerían unidas a pesar de que alguna vez la distancia se interpusiera entre ellas. Ahora dos meses después sueño con él otra vez porque el destino me lo ha arrebatado pero se que volverá a mi camino.

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